La masa dorada, suave y ligera de esta quiche combina elegantemente con un relleno de Grand´Brie Santa Rosa, combinado con el dulzor de la cebolla bien caramelizada. Un excelente plato de fondo con una ensalada, especial para ocasiones especiales como un buffet de fin de semana.
Dora en aceite con mantequilla la cebolla junto con las manzanas en cubitos a fuego suave. Revuelve con frecuencia. La cebolla no debe secarse. Agrega agua o vino blanco para mantenerla húmeda. Aliña a tu gusto. Corta el jamón en cubitos y agrégalo.
Aparte, mezcla la crema con la nuez moscada, sal y pimienta blanca a gusto y cuando levante hervor agrega la maicena disuelta en agua fría, revolviendo suavemente, sin parar, hasta que espese y el color lechoso de la maicena se vuelva translúcido. Si queda demasiado líquida, vuelve a agregar maicena en agua fría y repite la operación. Deja entibiar. Incorpora a esta crema la mezcla de cebollas, manzanas y jamón.
Pica la mitad de tus hierbas frescas (romero, orégano). Reserva la otra mitad para decorar.
Corta el Grand´Brie Santa Rosa en tajadas finas.
Corta en cubitos pequeños la Mozzarella Santa Rosa.
Precalienta el horno a temperatura media. Enmantequilla un molde (ojalá desmontable) y enharínalo para evitar que la masa se pegue.
Dispón la masa en el molde. Es probable que tengas que ajustar su tamaño, uslereando. Para ello, enharina ligeramente una superficie y también tu uslero para evitar que la masa se pegue. Trabaja con masa fría. Deben sobrar unos 3 cm de masa por encima del borde del molde. Rellena con la mitad de la mezcla de cebolla, manzanas, jamón y crema. Agrega en capas, primero toda la mozzarella, bien repartida y encima, la mitad de las láminas de Brie. Agrega una capa del relleno de cebollas y manzanas. Añade el resto de tus láminas de Brie. Finalmente dobla los bordes de tu masa hacia adentro y píntala con la doradura.
Hornea y sirve caliente o tibia, acompañada de una buena ensalada. Espolvorea de hierbas aromáticas antes de servir.
Recuerda que la masa milhojas se trabaja siempre en frío.

Para lograr una cebolla caramelizada suave y dulce, cocina a fuego suave y sala desde un principio. Puedes tapar la olla pero deberás revisar y revolver a cada rato para evitar que la cebolla se queme.
Así queda suave y dulce, muy aromática. Si le agregas vino blanco y dejas que se evapore el alcohol, con la olla destapada, los sabores serán más complejos e interesantes.