Un clásico de la cocina francesa. Una sopa muy reconfortante porque combina la crocancia del pan, la cremosidad del queso derretido y tostado, con el sabor de la sopa de cebolla. Esta versión tiene una malicia adicional.
Rehoga las cebollas en el aceite con la mantequilla a fuego muy suave, hasta que estén transparentes, blandas y ligeramente doradas. Aliña con sal y pimienta. Añade una cucharada de harina y mezcla. Deja cocinar por 5 minutos, revolviendo. Agrega el vino poco a poco, revolviendo para mezclar bien, y deja evaporar el alcohol en olla destapada, por 5 minutos. Agrega agua caliente (o caldo) y deja hervir por 15 minutos. Añade el Cream Cheese y revuelve hasta mezclar.
Mientras tanto, corta y tuesta el pan.
Toma 4 tazones que puedan ir al horno.
Vierte la sopa en cada uno. Añade las rebanadas de pan tostadas que deben quedar como una tapa, con la sopa debajo. Cubre con el queso rallado. Lleva al horno a gratinar y sirve caliente.
Para agregar un toque fresco añade un poco de perejil recién picado al servir.

La calidad de los vinos es tan importante en la cocina como en la mesa. Acostúmbrate a aprovechar las ocasiones en que abrirás buenos vinos para preparar platos de destacada calidad.